Digámoslo bien; Baile Átha Cliath, que así es cómo se denomina en gaélico.
Y por fin llegamos a Dublín, creo que ha sido buena idea dejar para el final de nuestro viaje esta ciudad.
No por eso la disfrutaremos menos, sino de manera diferente, quizás más relajada creo yo.
Lo primero es buscar el hotel, encontré algo muy cerquita del centro bastante bien de precio, pero cuando vimos la habitación me quedé bastante sorprendida; grande, espaciosa, sin ruidos, muy luminosa y con un baño enorme. Estos tres días prometen.
Y qué mejor que empezar la tarde, dando una vuelta por la zona con más ambiente de Dublin. Hablo del Temple Bar, una zona conocida por sus cervecerías, locales de hostelería y ambiente, mucho ambiente en la calle.
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| El famosísimo Temple Bar, que da nombre a la zona |
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| Typical Irish por doquier |
Y por consejo de nuestra cuñaíta Fátima, nos vinimos a The Porterhouse a tomarnos una pinta de Red. Más bien media, porque quería probar alguna marca más y como era la única del grupo que sabía llegar al hotel,.... pues mejor de media en media, no fuera a ser.
Como nos explicó el camarero cuando le pregunté por la ausencia de Guinness en los tiradores de cerveza, allí no sirven cervezas de marcas comerciales, sirven la suya propia, y con una variedad increíble y poco que envidiarle a la Guinness, por cierto.
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| El río Liffey cruza la ciudad |
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| Castillo de Dublín |
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| Antiguo Ayuntamiento |
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| Curiosa representación de la justicia; no está ciega, blande la espada y le da la espalda al pueblo. |
Una ruta con guía para conocer algo de historia de esta ciudad, es una de las mejores opciones para, en primer lugar bajar el desayuno irlandés delicioso, y después hacerte algo la idea de dónde estás, la historia, la cultura y porque no, dar un paseo agradable de cuatro horitas, bien abrigadito.
Gracias a esta ruta guiada tuvimos la oportunidad de conocer algo historia de la ciudad, descubrir rincones poco conocidos, escuchar interesantes leyendas y si cabe, apreciar más a estas gentes y a este gran país.
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| En este local tuvieron comienzo los famosos U2 |
Supimos donde habían empezado los U2 su gran trayectoria y como se hicieron propietarios años más tarde del hotel cuyo dueño no quiso contratarlos.
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| Trinity College |
Paseamos por la Trinity College, una de las universidades más importantes de Europa.
Y conocimos a Molly Malone, famosa por una canción pero símbolo de una ciudad y un país. Nos habían dicho que da buena suerte tocar los pechos de esta "alegre" señora y George fue obediente.
También gracias a Fátima y a nuestra guía de viaje, nos fuimos a descubrir el Cobblestone, un pub algo alejado del centro, pero muy especial porque el ambiente es único. La mayoría de la gente eran locales disfrutando de una tarde normal, bebiendo cerveza y escuchando y disfrutando de la música que tocaban en las sillas de al lado.
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| El Cobblestone |
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Y como somos curiosos y unos turistas poco convencionales, en vez de visitar la famosa fábrica de Guinness nos fuimos a ver una prisión, Kilmainhan, muy cerquita de Dublín. Aquí no sólo estuvieron presos muchos líderes de las revueltas independentistas del país, sino que también fueron asesinados aquí y como dato curioso decir que convivían juntos tanto hombres como mujeres y niños.
Muchos años después de ser cerrada, esta prisión también se haría famosa por ser el escenario películas como "En el nombre del padre" o "Michael Collins", que narran historias relacionadas con las revueltas irlandesas.
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| Interior de una celda |
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| Patio de la prisión |
Escuchamos varias versiones de por qué muchas puertas están pintadas de colores llamativos y diferentes. La que más me gustó es la que cuenta que un hombre regresó a su casa después de haber pasado por el pub y de unas cuantas cervezas, cuando llegó, bastante perjudicado, se encontró a su mujer en la cama con el vecino, cogió su arma y lo mató. Cuando salió de la casa se dió cuenta de que esa no era realmente su casa, sino la del vecino. Y ese fue el motivo de pintar las puertas, para diferenciarlas en las casas que son tan parecidas.
Y no podía faltar el toque deportivo del viaje. Una visita muy especial y que a mí, aunque parezca extraño me gustó bastante. El Croke Park, donde se practican los dos deportes marca Irlanda; el
fútbol gaélico y el
hurling. Ambos deportes que tuvimos la curiosa experiencia de practicar en el museo del estadio.
Llego a Dublín con la sensación de haber recorrido un país, bueno dos en realidad; donde me he sentido personaje de un cuento, en medio de paisajes increíbles y leyendas apasionantes, donde reina la naturaleza por encima de todo, donde la patria es más que una bandera y la cultura todo un símbolo de identidad.
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