De paseo por los acantilados
Dejamos atrás Galway después de pasar dos noches de pub en pub disfrutando con la música improvisada de los magníficos músicos de todas las edades que se reunían para divertirse un rato y al mismo tiempo hacer que pasasemos un rato genial. Porque me faltaba espacio, pero estuve a punto de ponerme a bailar.
Y de la ciudad, otra vez de vuelta a la naturaleza. A través de la Wild Atlantic Way, que es una carretera panorámica que recorre la costa oeste, y que por cierto, donde los límites de velocidad no se corresponden en absoluto con el tipo de vía, llegamos a los famosos y turísticos Acantilados de Moher.
Fue justo al bajar del coche cuando me arrepentí por no haberme comprado un gorro de lana calentito en Galway, estuve a punto!. Un viento helado hacía que pareciese que estábamos bajo cero, pero solamente era el viento.
Después de un rsto de caminata ya habíamos entrado en calor, pero mi cara y mis orejas seguían heladas.
Fuimos andando hasta los restos de un castillo del cual ya solo queda una torre. En total unas dos horas y media de paseo, pero en mucho menos también se puede disfrutar de las vistas. Aunque estos acantilados no son ni la mitad de altos que los de Slieve League son más famosos y mucho más turísticos por su corte vertical tan pronunciado, lo que los hace bastante impresionantes.
Y de la ciudad, otra vez de vuelta a la naturaleza. A través de la Wild Atlantic Way, que es una carretera panorámica que recorre la costa oeste, y que por cierto, donde los límites de velocidad no se corresponden en absoluto con el tipo de vía, llegamos a los famosos y turísticos Acantilados de Moher.
Fue justo al bajar del coche cuando me arrepentí por no haberme comprado un gorro de lana calentito en Galway, estuve a punto!. Un viento helado hacía que pareciese que estábamos bajo cero, pero solamente era el viento.
Después de un rsto de caminata ya habíamos entrado en calor, pero mi cara y mis orejas seguían heladas.
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